Cuti
Aste vestido de rojo en medio del patio. Luciano Rojas recostado en el pasto, a
la sombra de un pequeño árbol. No veo a Denisse Malebrán en ningún lado.
No
conocía el Colegio Altamira de Peñalolen. Ni siquiera sabía cómo llegar. El metro
salva a cualquiera, sobre todo a la gente de regiones que no se maneja en
Santiago.
Aprovecho
los minutos de recorrer los stands. Cada curso con la gastronomía de un país. El
de España, el que más vende, lejos. Me ubico a un costado del escenario y
espero que Saiko salga al escenario.
Un
niño se sube a un árbol a dos metros de donde estoy. Pierde el equilibrio y cae
al cemento. El golpe fue muy fuerte. Tensión. La actividad se detiene. Traen una
camilla. Lo trasladan a un auto y salen al hospital más cercano.
Cerca
de las 5 y media aparece Denisse Malebrán. De lejos ve a Luciano. Se saludan en
medio del patio.
Minutos
para las 6 empieza el concierto. Denisse le pide a una chica que está casi al
lado mío subir al escenario. No sé si es su hija. Eso entiendo por lo que
escucho.
“Este
es el único concierto donde la mayoría de la gente me dice tía”, apunta Denisse
Malebrán desde el escenario. Yo me ubico en el patio, entre los apoderados y
disfruto este concierto gratuito. Esa es la magia de tener twitter y que exista
el metro.