domingo, 4 de marzo de 2012
Cinco minutos
Esa sensación de que me hiciste el hombre más feliz de la tierra y también me hundiste en el infierno como a nadie... eso siento cuando te vuelvo a ver en ese restaurante cerca del terminal de buses. Te miro mientras comes tu arroz con bistec y bebes tu jugo de durazno. Demasiado para tu estómago pequeñito, pienso. Matías al frente feliz con su bistec con papas fritas. Estás apagada. Estás sin vida. Tu pelo es opaco. Estás muy lejos de la mujer que amé. Apenas me hablas vuelvo a recordar quien eres y porqué estoy en este restaurante. Solo para verte, aunque sea un momento, aunque sean cinco minutos, buscando algo de esa felicidad que me diste. Sé que no te das cuenta lo que significaste para mí. Si no hubiésemos compartido la vida esos dos años, hoy no tendría a que aferrarme para seguir viviendo.
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